domingo, 3 de julio de 2011

¿OCURREN LAS COSAS POR CASUALIDAD?



A finales del siglo XIX, el Judaísmo Internacional, cuya cabeza mundial (la Casa Rothschild) ostentaba el máximo poder financiero dentro del Imperio Británico, se siente lo suficientemente poderoso como para emprender directamente y hacer público su milenario proyecto Sionista: el Estado de Israel. Mientras Theodor Herzl, es la cabeza visible de este movimiento, todas las potencias bajo el control, o la influencia del Dinero y la diplomacia judía son puestas en marcha para la consecución de dicha Agenda. Apoderarse de los resortes monetarios de la gran potencia que despuntaba: los EEUU, era un paso esencial para la Agenda, así como la promoción y consolidación de un falso opuesto ideológico a nivel global: el Marxismo. El venidero siglo XX sería el más sangriento y devastador que la humanidad jamás hubiese conocido.

No es casualidad que inmediatamente (uno y tres años) después de haber alcanzado el hito que representó, para el más poderoso Cártel Bancario que la humanidad haya conocido jamás, la toma del control monetario en EEUU (1913), se desencadenaran la Primera Guerra Mundial, y la Revolución Bolchevique. Mientras el resultado de la PGM desarticulaba a los Imperios Centrales y al Imperio Turco, alumbrando la Declaración Balfour, y el Tratado del Versalles sentaba las bases para una guerra mundial aún más devastadora que la primera, así como dejaba en entredicho el Patrón Oro y la Libra Esterlina (mecanismo y moneda a través de los cuales dicho Cártel alcanzó su inusitado poder mundial), el Marxismo se implantaba a sangre y fuego en el vasto territorio ruso y alrededores.

El Marxismo, quien inicialmente anuló y retrasó treinta años el desarrollo de Rusia, fue diseñado y gestionado por agentes del Gran Parásito, para impostar las expectativas de las clases obreras en occidente y extorsionar mediante la subversión marxista a las burguesías y poderes hostiles a la ingerencia de los Cárteles internacionales del capital prestamista. Así, amplios segmentos de la población mundial fueron marginados durante décadas del despilfarro demo-liberal, confinado exclusivamente a las democracias liberales centrales. Dichos regímenes, jamás pusieron en entredicho serio los mecanismos de intercambio internacional, verdadero mecanismo de explotación y saqueo. Mecanismos a través de los cuales, el Gran Parásito, explotaba totalitariamente a estos desgraciados pueblos, mientras extraía casi gratuitamente las materias primas del Tercer Mundo, ya sea en su versión democrática (partitocracia plutocrática) o dictatorial (dictaduras militares plutocráticas a cuerda), o como satélites marxistas. Entendiéndose marxismo como socialismo internacionalista o al servicio de intereses supranacionales.

Los acontecimientos y el resultado de la IIGM, que suponen el eclipse total de Alemania, de Francia, y de Europa en general como potencia internacional rectora, propician además la creación en 1947 del Estado de Israel. Sospechosamente, por esas fechas se conforman también multitud de organizaciones supranacionales, las cuales tienen la misión velada de intervenir, en todos los ámbitos, cada vez con más poder dentro de las naciones del planeta. Paralelamente se implementa el Dólar (oficialmente respaldado por Oro hasta principios de los años setenta, cuando ya la Comedia del Oro se torna estéril) como moneda de intercambio y reserva global, lo cual le otorga un poder inusitado a la Reserva Federal de los EEUU, y a la Mafia Internacional que le sirve de soporte: El Judaísmo.

Después de devastar el tercer mundo al completo, y de ganarse para la causa liberal a las burguesías nacionales residuales, el Capitalismo de Mercado (liberalismo) y el Capitalismo de Estado (marxismo) confluyen amistosamente en el proceso denominado como Globalización, Perestroika mediante. La intensa cooperación (a pesar de la impostura ideológica y del ocultamiento de los medios de masas) entre ambos bloques y su posterior, y sorprendente confluencia (en la línea del Mercado), y dictada desde las más altas instancias del poder global, obedecieron a los vínculos tribales (Judaísmo) existentes entre la práctica totalidad de las elites marxistas y de gran parte de la elite capitalista. Casi agotada la Globalización, por la inclusión de China y el Oriente lejano en el Sistema de despilfarro (propiciada por la salvaje desregulación comercial y financiera, y por el descomunal trasvase de Inversión hacia China) y el creciente agotamiento de los recursos naturales existentes en el planeta, toca reequilibrar el Globo en su conjunto bajo un Nuevo Orden Mundial.

Un descomunal reordenamiento en Medio Oriente, así como la destrucción o sometimiento definitivo de los estados de Europa por el camino de la falsa integración, de las deudas impagables y de la idiotización y bastardización de sus poblaciones, así como el debilitamiento de los EEUU en todos los aspectos menos en el militar, el cual será operado (ya lo es) como núcleo de poder bélico al servicio de los entes de poder internacionales, son los pasos en curso más que evidentes. La destrucción programada del dólar y de su homúnculo el euro, con el caos mundial que esa situación ya está acarreando, serán el paso necesario para la implementación de la Moneda Única Mundial, mecanismo esencial para la entronización del Gobierno Mundial, gestionado por organizaciones político-tecnocráticas, pero cuya cabeza serán indudablemente las grandes corporaciones y cárteles financieros, detrás de los cuales estará la inconfundible sombra de SION.