«Barack
Obama ha construido su victoria sobre la movilización de las minorías (...)
Las fracturas étnicas y sociales se ahondan entre dos Américas» (Le
Monde, 9 de Noviembre de 2012 e. c.). Sabido es que la palabra “minorías”
designa a los no-blancos. Estos han hecho piña para asegurar la victoria de un
mestizo, por hostilidad de principio respecto a los blancos, considerados como
enemigos. Obama no
ha obtenido más que el 39 % de los votos de los electores blancos (y solamente
el 25 % de los votos de sexo masculino), mientras que el 93 % de los negros y
el 71 % de los “latinos” votaban por él. La demostración es simple y clara: El
voto étnico es la clave de la situación política en los Estados Unidos de
América, donde la conciencia racial de las diversas comunidades es toda una
realidad.
Sucede lo mismo, cada vez más, en Europa (donde
excepto en Francia, entre otras, los blancos siguen estando todavía ampliamente
paralizados por los tabúes dictados por las ligas de virtud antirracista...
Pero las cosas se mueven, la palabra se libera poco a poco). En Bélgica,
durante las recientes elecciones municipales, los electores no-blancos borraron
sistemáticamente, sobre las listas presentadas por el partido socialista, en
las que figuraban numerosos “belgo-africanos”, los nombres de los candidatos de
origen europeo. Resultado: Muchos de estos últimos no fueron elegidos, mientras
que numerosos candidatos de origen africano ocupan ahora un escaño en los
consejos municipales. Ello se llama la estrategia de la toma del poder étnico,
localmente, por las urnas. En espera de lo mejor...
Otra ilustración de la lógica étnica: Cuando un
“franco-argelino” (o un “franco-tunecino”, o un “franco-marroquí”) fallece, su
familia lo hace enterrar en Argelia, en Túnez o en Marruecos. Cuando algunos
“franco-israelíes” son víctimas de un Mohamed Merah, los difuntos son enterrados en Israel. Tales
elecciones son reveladoras: Ante la muerte, se dejan de hacer trampas y la
verdad sale a la luz por completo: Un “franco-argelino” es, primero y ante
todo, un argelino; un “franco-israelí” es, primero y ante todo, un israelí.
La política interior de Francia ilustra, también
ella, el peso cada vez más determinante del factor étnico. Los partidos del
Sistema tienen una gran preocupación por mostrar su alineamiento con las
exigencias de una sociedad multicultural, multiplicando, en sus listas de
candidatos (en posición elegible) para las elecciones, a los representantes de
la “diversidad” con el fin de obtener una representación colorada conforme a
los dogmas reinantes –la promoción ministerial de una Christiane Taubira no
tiene otra razón de ser–. De manera emblemática, el nuevo secretario general
del partido socialista, Harlem
Désir, es un mestizo que ha edificado toda su carrera,
desde SOS-Racismo (“la Francia de la mezcla”...), sobre esa
característica. En cuanto a los medios, las televisiones, en particular, acogen
a un número creciente de periodistas y presentadores multicolores. Y
encontramos el mismo imperativo en la publicidad.
Un caso particular es el de la comunidad judía:
Pertenecer a ella abre muchas puertas y facilita muchas carreras, más allá de
las etiquetas políticas: Si Dominique
Strauss-Kahn y Julien
Dray han tenido algunas preocupaciones, Laurent Fabius, ministro de Asuntos exteriores, Pierre Moscovici, ministro de Economía, Jean-François Copé, Louis Aliot (vicepresidente del Front
National y concubino de Marine
Le Pen) están en las primeras filas.
Basándonos sobre esas realidades, fácilmente
verificables, afirmamos pues –y pocos osan hacerlo– que la lógica étnica, unida
a un comunitarismo identitario, es una clave fundamental para comprender todo
lo que está en juego en el mundo actual y en el de mañana. Quienes niegan esa
evidencia, por ceguera ideológica obsesiva, se condenan a no comprender nada
del mundo en el que vivimos y en consecuencia a carecer de todo medio de acción
sobre él –bien que siendo al mismo tiempo las futuras víctimas de su
irresponsabilidad–. Quien siembra vientos, recoge tempestades.
Pierre VIAL
Traducido por Tierra y Pueblo.
Artículo
publicado originalmente, a modo de editorial, en el número 54,
correspondiente al Solsticio de Invierno de 2012 e. c., página 3, de la revista
etno-socialista Terre et Peuple.