martes, 25 de octubre de 2011

EN MEMORIA DE GIORGIO LOCCHI.



Hoy, 25 de octubre de 2011, se cumplen diecinueve años de la desaparición física de Giorgio Locchi.
Nuestro camarada Pierre Krebs escribió en su día un poema en recuerdo del autor romano, ahora traducido también al español.
Como una parte significativa de sus escritos se encuentra disponible en la obra Definiciones, publicada por ENR, os invitamos a su lectura y consecuentemente a la reflexión sobre el sentido, la orientación y el alcance de su pensamiento.

A Giorgio Locchi

Sabía los sánscritos arios del alma de nuestros pueblos,
sabía los vínculos que unen a Prometeo con Sigfrido,
conocía los leitmotive de la melodía continua del tiempo de la historia europea,
comprendía los lazos misteriosos de los seres que cantan la música y la metafísica,
conocía las homofonías secretas del espíritu que se escriben con sangre pura.

Sabía que la Última Thule que buscamos surge en el fondo de nuestras certidumbres
cada vez que nos volvemos un poco más nosotros mismos
y que el Graal no está más lejos que el alma eterna de la raza
que habla a nuestra voluntad la lengua de nuestros dioses en cada uno de nuestros actos.

Sabía las Weltanschauungen superiores
y poseía, entre las más altas filosofías,
la de los hombres más raros,
la de los hombres auténticos:
la filosofía que canta el despertar más largo a nuestra memoria perseguida.

En el anillo del destino
su espíritu en punta de lanza había grabado las runas
que él había ya encontrado
en el honor de las legiones romanas
en la fidelidad al astro solar
del Orden europeo del siglo XX.

Él era uno de los pocos que sabían
que la cruz hiperbórea renace siempre de algún sol,
transformando ya en la aurora
lo que creíamos entrever en un crepúsculo.

Sabía que la rueda que se supone rota
en la periferia del ser, de la historia y del mundo,
ya ha repercutido en el centro ubicuo del ser regenerado,
de la historia recomenzada y del mundo recreado.

Su vida no hace sino renacer
en la metamorfosis wagneriana de su espíritu
que nos canta, a nosotros que quedamos,
en el ragnarök de esta baja época,
el gran mediodía nietzscheano y heideggeriano del siglo XXI
que su trabajo y sus ideas ya han preparado.
Honor a su espíritu y fidelidad a su memoria.

Kassel 29 de Octubre de 1992

Pierre Krebs, Vouloir n°109/113, 1993.

extraido de Tribuna de Europa http://www.tribunadeeuropa.com/?p=9763