¿Están las milésimas de lo XXX-1 marcadas con el sello de lo excepcional? Sin remontarnos muy lejos nos acordaremos de la caída de la U.R.S.S. en 1991, del 11-S en 2001. Y he aquí que 2011 viene pegando fuertemente con la revuelta del mundo arabo-musulmán y la triple catástrofe nipona.
Esta última tendrá sin ninguna duda consecuencias que, hoy por hoy, nos resultan difícilmente discernibles. Sobre todo por cuanto atañe al problema de no dominar por completo los fallos de las centrales nucleares: ¿Acaso nos encaminamos hacia una catástrofe del tipo de Chernóbil (incluso puede que hasta en un grado peor)? Sabremos más sobre ello en algunos días(1).
Pero es otro el seísmo el que amenaza con producirse: El hundimiento de la bolsa de Tokio probablemente va a conllevar con ella a las demás bolsas, en menor medida, por dos razones: Todas las compañías de seguros del mundo se reaseguran entre ellas; y los fondos japoneses van a tener que repatriar sus capitales emplazados un poco por todas partes para reconstruir el país. He aquí una nueva prueba para el sistema financiero mundial y unas nuevas “noches blancas” para los “banksters” que nos gobiernan. Japón no es un enano económico: Industria automovilística, electrónica... Todo está parado hoy en Japón. Más vale pues no tener acciones en las compañías vinculadas a los seguros, a lo nuclear...
Al mismo tiempo, Muamar el Gadafi les ajusta poco a poco las cuentas a los rebeldes de Cirenaica. Occidente muestra por enésima vez su incapacidad total para solucionar los problemas: A fuerza de estancarse en Irak, en Afganistán, en Somalia..., se pierde toda credibilidad. Y su juego diplomático durante estos últimos días es patético. Salvo Sarko y BHL(2), por supuesto... Así, dos opciones son las que se le ofrecen a Libia: Gadafi lo aplasta todo a su paso con sus viejos cacharros volantes y sus viejos cañones sobre patinetes y ahoga a Bengasi en un baño de sangre; sea el Este de Libia consigue resistir (pues Bengasi y Tobruk disponen de tropas regulares organizadas) y Libia es partida en dos. En los dos casos, para Occidente es la catástrofe(3).
Y mientras tanto, Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara ajustan sus cuentas en Costa de Marfil. Aquí también, Occidente habrá mostrado sus límites poco gloriosos.
En fin, puede ser que otro seísmo geopolítico se prepare en el Golfo Pérsico, con la intervención de las fuerzas sauditas para reprimir a los rebeldes chiítas de Bahrein. Resultaría sorprendente que las cosas se quedaran ahí. De un lado, Arabia Saudita; del otro, Irán. La situación es explosiva, máxime teniendo por fondo al petróleo. En cuanto a todo el resto de países arabo-musulmanes, tratase más o menos del gran recinto ferial, como decía Brasillach.
La lección de todo esto es que ya nadie controla nada. ¡Y lo que hay de bueno con la geopolítica es que con ella uno nunca se aburre y está en todo momento sorprendido!
A. C.
Notas del Traductor
0.- Artículo aparecido originalmente en la página electrónica de Terre et Peuple el 16 de Marzo de 2011
1.- Por poco que uno siga los noticiarios, evidencia que, hora tras hora desde el pasado 11 de Marzo de 2011, día en que se originó la triple catástrofe nipona (terremoto, tsunami y accidente nuclear), las informaciones que se difunden sobre la misma son, a cada vez, más netas sobre su magnitud y que, una semana después, lo inevitable, por no deseado, se cierne sobre la central nuclear de Fukushima.
2.- El “presidente” Nicolas Sarkozy y el “filósofo” Bernard~Henri Lévy; por lo demás, con orígenes étnicos comunes...
3.- A última hora del 17 de Marzo de 2011, el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (O.N.U.) aprobaba, con los votos a favor de diez de sus miembros y ninguno en contra, la resolución que abre la puerta a la aplicación de la eufemística zona de exclusión aérea sobre Libia. En claro, ello significa que, aun cuando amparado “legalmente” bajo el paraguas de la O.N.U., Occidente está dispuesto a intervenir manu militari en Libia (de hecho, incluso el “aliancista-civilizacional” y “pacifista” José~Luis Rodríguez y Zapatero se apresuraba y anunciaba horas después, ya el 18 de Marzo, que autoriza a la O.T.A.N. a utilizar las bases militares sitas en suelo español para “intervenir” en Libia...); esto es, a fin de cuentas, más leña al fuego, porque Muamar el Gadafi, a estas alturas y a pesar de haber ordenado un alto el fuego a sus tropas durante la mañana del mismo 18 de Marzo (obteniendo posteriormente por respuesta, a su vez y durante la tarde y la noche del mismo día, de parte, entre otros, de representantes gubernamentales estadounidenses y franceses ante la O.N.U. toda una serie de advertencias conducentes a “rápidas y seguras consecuencias”...), difícilmente va a detener el crudo camino emprendido y, cual fiera acorralada, actuará como considere “oportuno”, si no más temprano más tarde, y, ante toda evidencia, imprevisiblemente...