viernes, 22 de julio de 2011

EL ESTADO DE BAVIERA DESMANTELA LA TUMBA DE RUDOLF HESS



La tumba de Rudolf Hess, lugarteniente de Adolf Hitler fallecido en 1987, era hasta hoy un lugar de culto para los nacionalsocialistas europeos. Las autoridades bávaras desmantelaron el pasado miércoles su sepulcro en Wunsiedel, haciendo coincidir la fecha con el sexagésimo séptimo aniversario del atentado contra el fuhrer orquestado por Von Stauffenberg y otros oficiales del antiguo ejército prusiano.

Todos los 17 de agosto, fecha en la que Hess supuestamente se suicidó a los 93 años en la cárcel berlinesa de Spandau, los nacionalistas acudían a la tumba a rendir homenaje al hombre que consideraban un mártir. El Parlamento federal prohibió explícitamente esta concentración sin demasiado éxito.

En septiembre de 2009, centenares de nacionalistas se concentraron para recordar a Jürgen Rieger, vicepresidente del Partido Nacional Democrático (NPD) y organizador de las primeras concentraciones anuales en el aniversario de la muerte de Hess.

Ante la evidencia de que ni los procedimientos judiciales ni las prohibición explícita evitaban las reuniones, las autoridades locales incentivaron las negociaciones con la familia para lograr el desmantelamiento del sepulcro.

Reproduzcamos en su honor las últimas palabras de Rudolf Hess en su declaración final ante el Tribunal Militar Internacional en el Juicio de Nuremberg, en octubre de 1946:

"El destino me ha permitido colaborar durante muchos años con el hijo más grande que mi pueblo ha tenido en su milenaria historia. Aún cuando pudiera, no borraría esta época de mi vida. Soy feliz de saber que he cumplido con mi deber frente a mi pueblo..., mi deber como alemán, como nacionalsocialista y fiel colaborador del Führer. No me arrepiento de nada. Si me hallara al principio, volvería a actuar como lo he hecho. Siento la mayor indiferencia por las decisiones de los hombres: algún día compareceré ante el Eterno para rendirle cuentas y se que Él me perdonará".