martes, 5 de julio de 2011

¿UN SISTEMA DEMOCRATICO?



Un sistema político que deja en manos privadas la emisión de moneda no es democrático. Un sistema político que no respeta las decisiones tomadas en referéndum y continúa su política al margen de dichas decisiones no es ni respetuoso ni, por supuesto, democrático. Si los europeos permiten que el no al Tratado de Lisboa decidido en Irlanda por los irlandeses no sea respetado y tenido en cuenta, no solo serán unos traidores, sino que estarán definitivamente abocados a ser los esclavos del capital internacional y nunca jamás podrán ser hombres libres. Estamos en un momento importantísimo para nuestro futuro. Los políticos europeos, que han usurpado el poder a los ciudadanos en los distintos países de Europa, por supuesto incluido el nuestro, poniéndolos en manos de bancos y multinacionales, son ellos mismos quienes deciden cuánto poder van a tener, sin límite alguno y sin sistema de responsabilidades alguno. Da la sensación que han calcado el sistema político español.

Así es, el Parlamento Europeo no cuenta para nada dentro de las instituciones; no cuenta con la iniciativa para elaborar leyes, sino que únicamente participa en su elaboración y bajo la tutela, o vigilancia, del Consejo de Ministros. El Consejo de Ministros se ha elevado así mismo al rango de co-legislador con lo que se elimina la deseable separación de poderes. El sistema judicial europeo no es independiente en absoluto, por lo que la justicia, lo mismo que en España, puede ser comprada e influenciada.
Existe una serie de procedimientos llamados “especiales” en manos del Consejo al margen de todo control y que éste utiliza para establecer sus políticas al servicio de las multinacionales.
Hay que saber que existen un sinfín de instituciones que no se encuentran bajo el control o la vigilancia del Parlamento, como puede ser el Banco Central Europeo.
Y también hay que saber que el artículo 104 de Maastricht, ahora artículo 123 del Tratado de Lisboa, permite que la emisión de moneda se encuentre en manos privadas.
Y desde luego la ciudadanía europea no tiene medio alguno de oponerse a los abusos de poder en el marco de esas instituciones
Hoy los Estados ya no pueden obtener préstamos de sus bancos centrales». ¿Qué quiere decir esto?. Sencillo, que los Estados han dejado su poder para crear moneda en manos de los bancos privados. Los bancos han obtenido de los gobernantes –mediante la corrupción, por supuesto– el derecho, fundamental, de crear la moneda. Antes cuando un Estado necesitaba dinero para construir vías férreas, viviendas u hospitales, creaba por sí mismo su moneda, y no tenía que pagar intereses durante los reembolsos. Esto es muy importante, pues nos condena a trabajar sin descanso en provecho de quienes cobran rentas sin hacer nada. El Estado creaba moneda de la siguiente manera: El Estado obtenía un préstamo de su banco central (que fabricaba moneda con ese objetivo) y, a medida que el Estado reembolsaba ese préstamo, el Banco Central destruía ese dinero, ¡pero sin que el Estado tuviera que pagar intereses!. Ahora no, ahora el Estado se prohíbe así mismo recurrir a los préstamos de su propio banco central y se priva por tanto a sí mismo de la creación monetaria. Por consiguiente, el Estado, nuestro propio Estado, nos obliga ahora a pedir prestado a instituciones privadas, a las que tendremos que pagarles intereses, que antes no pagábamos. Y esto en interés de quien se establece, del nuestro,?. No, del nuestro segurísimo que no. Se puede comprobar claramente que la deuda pública se ha elevado constantemente, y se puede comprobar igualmente el aumento del desempleo.

En definitiva, con el artículo 123 del Tratado de Lisboa y antes con el artículo 104 del Tratado Maastricht la prohibición de que los Estados pudieran crear moneda se elevó al más alto nivel del derecho, internacional y constitucional, lo que se hace irreversible y pone fuera del alcance de los ciudadanos. A partir de ese momento quedaba prohibido recurrir a préstamos del propio Banco Central, y eso a los ciudadanos europeos no se le dijo. Eso es ser deshonesto y un comportamiento de traidores que deben pagar por ello
Hay que saber igualmente que existe el AGCS o Acuerdo General sobre el Comercio de Servicio y del que los estados no pueden salir lo mismo que resultaría dificilísimo salir de la Unión Europea.

Estos acuerdos se firmaron en secreto, la generalidad de los ciudadanos los desconocen y tienen el mismo genoma antidemocrático que la Unión Europea. Fue concebido para dar satisfacción a los intereses de multinacionales y de los bancos y su finalidad es eliminar todas las obligaciones en lo tocante al comercio de servicios. Es decir, los Estados, en el marco de las negociaciones secretas del AGCS, se quitan entre ellos la posibilidad de prohibir a las empresas comportamientos anómalos : yo dejo de prohibir esto, pero tú renuncias a prohibir aquello otro… La ciudadanía aquí no cuenta para nada, esta indefensa, ¡y nadie habla de es. Es irreversible: las multas que los Estados aceptan pagar en caso de retirada son tan prohibitivas que resultan impagables. Los acuerdos del AGCS se negocian, por tanto, en secreto y por una sola persona: el comisario europeo para el comercio exterior… Una sola persona, en nombre de 480 millones de personas, negocia en secreto acuerdos decisivos que afectan a todo el mundo de forma irreversible. Las instituciones no están al alcance de los ciudadanos. Los europeos estamos indefensos ante los usurpadores al servicio del capital internacional revestidos de falsa honorabilidad. No hay medios para recurrir esas decisiones, no hay organismos de defensa de los ciudadanos que ya quisieran ellos serlo, ni siquiera la prensa, que claramente está a su servicio; está comprada, alzará la voz en defensa de los ciudadanos de Europa. Nos han traicionado en Europa lo mismo que nos han traicionado en España. ¿Qué podemos hacer?

Luchar  por lo que es nuestro.