viernes, 20 de mayo de 2011

LOS INQUILINOS INCOMODOS



Las manifestaciones y acampadas que se están produciendo estos días en la Puerta del Sol y por extensión en el resto de España, ponen de manifiesto el gran abismo existente entre los partidos tradicionales y el pueblo. Indignados, ¡Democracia directa ya!, Malestar.org, No les votes, son algunos de los ciber grupos que han convocado este conglomerado que se ha autodenominado Movimiento 15-M.
La casta política ve con preocupación como se le están colando unos inquilinos incómodos a los que ya esta intentando realojar. Nada más lejos de la realidad.
¡Iros a Moncloa a protestar! Decía Esperanza Aguirre, otros, los mas listos, socialistos en concreto, pretenden fagocitarlos para que engrosen sus listas de votantes. Izquierda Unida ya se frota las manos con el subidon que van a pegar. Señores Políticos, que son ustedes contra quienes protesta la gente.
Los demócratas de toda la vida no han parado de solidarizarse con las revueltas árabes e incluso apoyándolas militarmente como es el caso de Libia. Pero claro lo que es bueno para los árabes no es bueno para nosotros. ¿Y el espíritu de la multiculturalidad? ¿Nosotros no podemos participar de él?
Durante estos días han salido muchos artículos de prensa analizando el origen de estas protestas o quien las promueve. Eso no debe de importarnos,  lo verdaderamente importante es que la gente empiece a movilizarse contra un modelo de sociedad que no le gusta. Muchas veces hemos criticado a la gente joven por su nula capacidad de movilización.
¿Qué piden los concentrados?  Piden que no se perpetúe el bipartidismo, que se vote a opciones más pequeñas, piden trabajo, una vivienda, en definitiva ilusión en el futuro. Piden que se acabe la corrupción institucionalizada en este país, que la crisis la pague quien la ha generado, los capitalistas, los bancos, la usura en general.
La gente que se esta movilizando pide lo mismo que estamos revindicando los nacional revolucionarios desde hace mucho tiempo. Hay que aprovechar la ocasión. Después de las elecciones en las que, tristemente como siempre -ojala nos equivoquemos-, las opciones políticas de nuestra área no conseguirán más del uno por ciento, se debería abrir un gran debate acerca de la conveniencia de adoptar estrategias de futuro verdaderamente eficaces para servir a nuestro pueblo. Si no, estaremos abocados al fracaso y nos convertiremos en aquello que pretendemos destruir.

Tierra y Pueblo